El príncipe de la risa nació en Nápoles el 15 de febrero de 1898, en el Rione Sanità. Desde el punto de vista humano, vivió un dualismo endémico: la melancolía privada y la comedia pública, el arte de buscarse la vida y la búsqueda del reconocimiento a través de títulos nobiliarios, que su abuelo no le concedió por ser hijo de un plebeyo.
Llegado al cine a los 40 años, después de haberse establecido en el ''avanspettacolo'', Totò protagonizó una carrera cinematográfica de treinta años con 97 películas, hoy consideradas patrimonio nacional. No es sólo un gran artista, sino un hombre con muchas cualidades. Vivió sin dar a conocer su generosidad, recorriendo los barrios más pobres de Nápoles para hacer caridad.
¿Qué deja Totó a la cultura italiana? La necesidad de mantener una alegría interior, junto con una gran profundidad: va mucho más allá de la hilaridad de sus chistes. Totò sabe lo difícil que es hacer reír al público, pero también lo importante que es. Tuvo una vida dura, sabía lo importante que era tomarse la vida con ligereza.
Entre sus galardones artísticos destacan el Premio Máscara de Plata y la Cinta de Plata como mejor actor protagonista. El 15 de abril de 1967 murió en Roma el príncipe Antonio De Curtis, conocido como Totó.
